Comunicación para el futuro

Por Crsitián Maya Velázquez


Cuando participé en el cambio de marca de PwC México, integrar lo que enseñábamos con lo que se nos pedía no fue tarea difícil pues esa imagen moderna (surgida como iniciativa en Estados Unidos) coincidía casi puntualmente con los lineamientos de la redacción moderna.


Al enseñar estos lineamientos yo comentaba que, de acuerdo con mi experiencia y la de mi maestro (que es vastísima), las empresas que quisieran acercarse a su público y disminuir la brecha entre servidor y cliente tendrían que recurrir a esta misma fórmula. Sin embargo, No fue PwC pionero en este tipo de comunicación escrita. Años atrás, pero en este mismo siglo, Procter & Gamble y Bimbo habían iniciado sus cambios en este rubro y lograron importantes avances en su comunicación interna.


La comunicación efectiva entre un emisor y su receptor se basa en la confianza; una confianza que puede ser ganada con hechos (con base en el resultado de una relación previa) o generada por un buen discurso publicitario (basada en una promesa). No obstante, para que este primer éxito no sea un hecho aislado, debe haber congruencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Ser pioneros con una idea y romper los viejos esquemas nunca ha sido sencillo. Especialmente si es “revolucionaria”. Por eso, cuando vi hace unos meses que Ernst & Young estaba siguiendo los pasos de su competencia y cambiando su imagen y comunicación, recordé que teníamos razón: hay que salir de uno mismo y pensar en el receptor.

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